jueves, 18 de febrero de 2010

LA SEXUALIDAD EN LOS NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES CON SINDROME DE DOWN.

La sexualidad forma parte integrante de nuestra vida podemos decir que no podemos hablar de una sexualidad para los educadores, los médicos, los políticos o de las personas que presentan necesidades educativas especiales asociadas a algún tipo de discapacidad. La sexualidad es una sola. El hecho de que alguna persona se encuentre con alguna dificultad para moverse, hablar o ver, no quiere decir que está privada de vivir su sexualidad. Es todo lo contrario, pues pueden expresar de diversas maneras sus emociones, afectos y fantasías. Para poder comprenderla, es importante definir algunos conceptos que están relacionados con esta temática y que al mismo tiempo facilitarán la comprensión acerca de la importancia de la sexualidad en nuestras vidas.

Sexo: conjunto de características biológicas que definen a los seres vivos en dos grupos: hembras y machos. Inicia en la fecundación y se prolonga a lo largo del desarrollo y la maduración. (Valerio, 1998). En el caso de los/as seres humanos/as se denominan: hombres y mujeres

Identidad sexual: convicción y aceptación de ser hombre o mujer, puede corresponder al sexo biológico o no. (Vega Alvarado, 2004). Esta convicción interna puede reflejar o no la apariencia externa o el rol de género que impone la sociedad o que uno desarrollan y prefiere. Por lo general la identidad de género y la identidad sexual van de acuerdo

Orientación sexual: se refiere a la preferencia- atracción erótico-afectiva de una persona hacia otra persona, se define a partir de su identidad sexual. Los términos HOMOSEXUAL, HETEROSEXUAL Y BISEXUAL son los que se utilizan para clasificar las orientaciones sexuales.

Homosexual: se refiere a aquellas personas cuya atracción erótica-afectiva esta orientada a personas que poseen el mismo sexo.

Heterosexual: se refiere a aquellas personas cuya atracción erótica-afectiva esta orientada a personas que poseen el otro sexo.

Bisexual: se refiere a aquellas personas cuya atracción erótica-afectiva esta orientada a personas que poseen su mismo sexo o el otro, o ambos indistintamente.

Género: se refiere a los aspectos psicológicos, sociales y culturales que se adjudican a las personas, básicamente, de acuerdo con su sexo. Alude a los procesos de socialización de la masculinidad y feminidad, que se llevan a cabo en hombres y mujeres.

Relaciones sexuales: en tanto toda persona es un ser sexuado, relaciones sexuales se refiere a las interacciones entre seres humanas/os. También se le llaman relaciones humanas.

Genitalidad: se refiere al uso y función de los órganos genitales. (Valerio, 1998).Específicamente refiere al contacto (roce) entre genitales

Coito: relación sexual genital o no, que implica penetración pene- vagina, peneano

Afectividad: capacidad de vincularse consigo mismo(a) y con los(as) demás para el auto cuidado, el cuidado y el crecimiento mutuo. (Quiroz, 2003).

Cada uno de estos conceptos deben ser comprendidos tanto por los padres, madres encargados (as) y profesionales que atienden a la población que presenta necesidades educativas especiales asociadas a discapacidad, con el fin de comprender la importancia de educar en sexualidad y el por qué ésta no se limita solo a la genitalidad, sino que comprende la integridad de la persona.

¿Qué es educación sexual?

De acuerdo con Haffner (1990), citado por el Centro Nacional de Información para Niños y Jóvenes con Discapacidad, “la educación sexual comprende las dimensiones biológicas, socioculturales, psicológicas y espirituales de la sexualidad.” Asimismo, Hafner (1990), afirma que la educación sexual debe promover la expresión de sentimientos, valores y actitudes que fomenten la toma de decisiones responsables, así como una comunicación asertiva.


Metas de la educación de la sexualidad


La educación de la sexualidad tiene metas muy concretas dentro del desarrollo de las personas, algunas de ellas son expuestas por el Centro Nacional de Información para Niños y Jóvenes con Discapacidad.

Proporcionar la información: todas las personas tienen el derecho de recibir información exacta sobre el crecimiento y desarrollo humano, reproducción humana, anatomía, fisiología, masturbación, vida de familia, embarazo, parto, paternidad, respuesta sexual, orientación sexual, contracepción, aborto, abuso sexual, HIV/AIDS, y otras enfermedades sexual transmitidas.

Desarrollar valores: La educación de la sexualidad da a las personas la oportunidad de preguntar, de explorar, y de determinar actitudes y valores sobre sexualidad humana. Esto permite entender a la familia, religión, así como los valores culturales, a desarrollar sus propios valores, a aumentar su autoestima, a desarrollar relaciones con los miembros de ambos géneros, y a entender sus responsabilidades de las de los demás.

Desarrollar las habilidades interpersonales: La educación de la sexualidad puede ayudar a la población a desarrollar habilidades en la comunicación, la toma de decisiones, la asertividad, así como la capacidad de crear relaciones de satisfactorias.

Desarrollar la responsabilidad: El abastecimiento de la educación de la sexualidad ayuda a las personas a desarrollar su concepto de la responsabilidad y a ejercitar esa responsabilidad en sus relaciones coitales. La información proporcionada a cerca de este tema ayuda a los y las jóvenes a considerar la abstinencia, resistir la presión de llegar a estar prematuramente implicado en cópula sexual, de utilizar correctamente la contracepción y de tomar otras medidas sanitarias de prevenir problemas médicos sexuales relacionados (tales como embarazo adolescente y enfermedades sexual transmitidas), y de resistir la explotación o el abuso sexual.


¿Por qué educar en sexualidad a las personas con discapacidad?

Las personas con discapacidad tienen los mismos pensamientos, deseos, actitudes, fantasías y actividades como las personas que no presentan discapacidad. Sin embargo, esta población corre un alto riesgo de ser abusada, de tener embarazos no planificados o de incrementar el riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual, si no se les brinda una adecuada educación sexual. Es importante que los niños y niñas tengan la oportunidad de ser educados en sexualidad, así como darles la oportunidad de explorarse, disfrutar y expresar su sexualidad de manera positiva y saludable.

¿Qué enseñar?


· Reconocimiento de las partes de su cuerpo, utilizando el nombre correcto de cada una de esas partes.

Comprensión de la diferencia entre hombres y mujeres,

Comprensión y expresión de sus cambios emocionales,

Comprensión e importancia de la higiene personal,

Autoestima,

Autocontrol,

Derechos de sí mismo y de los demás,

Nacimiento de un bebé,

Abuso físico y sexual,

Infecciones de transmisión sexual,

Afectividad, entre otros.


Aspectos claves al educar en sexualidad a las personas con discapacidad

Al educar en sexualidad a esta población debemos tener presente que cada individuo(a) es diferente, por lo que puede requerir de algunas adaptaciones a la hora de que se le presentará información. Por ejemplo una persona con discapacidad intelectual puede necesitar que el tema se le presente la manera más simple, concreta y clara posible, tomando en cuenta los conceptos básicos. También es importante enseñarle cuáles serán las actividades y conductas que se pueden realizar en los ambientes públicos y privados. Un niño o niña con discapacidad visual es capaz de comprender los temas relacionados con la sexualidad, sin embargo, va a requerir materiales muy concretos que le permitan conocer por medio del tacto o del braile cada una de las partes de su cuerpo, o la manera de relacionarse con sus compañeros y compañeras.

Al educar en sexualidad se debe utilizar un lenguaje claro que favorezca la comunicación, de manera tal que los tema sean tratados con naturalidad, construyendo espacios agradables para que tanto los padres, madres, encargados, profesionales y las personas con discapacidad puedan sentirse a gusto, respetados y valorados en este proceso educativo.


Mitos y realidades acerca de la sexualidad de las personas con discapacidad


Existen muchos mitos que giran en torno a la vivencia de la sexualidad de las personas con discapacidad, los cuales han originado una discriminación doble, ya que en primera instancia han sido discriminados por su condición física y/o mental y luego por ser consideradas personas asexuadas. Para desmitificar el tema de la sexualidad de los niños, niñas y adolescentes con discapacidad, es necesario brindar información adecuada que permita derribar todos los mitos existentes alrededor de este tema.

Para iniciar es muy importante dejar claro que no existen diferentes sexualidades, es decir que no hay una sexualidad específica para los niños(as), los adultos(as) o de las personas con discapacidad; sino que la sexualidad es una sola: la sexualidad humana, la cual se manifiesta de diversas maneras según las etapas de nuestra vida. Por lo tanto, podemos concluir que todos y todas somos seres sexuados y consecuencia, ésta forma parte integrante a lo largo de la vida. En torno a esta temática han surgido gran cantidad de mitos. Es importante analizar cada uno de ellos y contrastarlos con la realidad.

Mito: Las personas con discapacidad no son sexuadas.

Realidad: Todos los seres humanos somos seres sexuados y por lo tanto pueden expresar su sexualidad. Las personas con discapacidad han sido privadas de sus derechos sexuales en gran parte por la sociedad, probablemente porque han sido tratados como niños (as). Esta población puede expresar su sexualidad de diversas formas al igual que el resto de la población, sin embargo, esto varía de cultura a cultura.

Mito: Las personas con discapacidad no son deseadas.

Realidad: Las sociedades se han encargado de vender la idea de que la belleza y la perfección de hombres y mujeres es lo más importante, que hay que ser súper modelos o al menos contar con ciertas características físicas para poder atraer a las demás personas; olvidándose así del gran valor que tiene la persona en lo más profundo de su ser, sus sentimientos, valores, personalidad, sus deseos de superación, entre otros.

Mito: hay una manera correcta y una manera incorrecta de tener sexo.

Realidad: El sexo se tiene de diferentes maneras, de acuerdo a las individualidades de cada persona.

Mito: ¿Las personas con discapacidad pueden tener realmente sexo? Realidad:

Existe la creencia de que el sexo debe tenerse solo entre personas que no tienen discapacidad y que si se tiene entre personas con discapacidad esto no es válido. En realidad, ellos y ellas pueden disfrutar de tener sexo con sus parejas y de expresar su sexualidad sin limitaciones.

Mito: Las personas con discapacidad nunca serán agredidos sexualmente.

Realidad: Muchas veces se cree que las personas con discapacidad no corren riesgo de ser agredidos sexualmente, pero la realidad es que se encuentran más propensos a sufrir de esta situación, por abusos de los médicos, padres, madres, docentes o de los especialistas en rehabilitación. Están más propensos en una relación de 2 a 10 veces más que el resto de la población.


Reflexiones finales:


Luego de haber hecho un recorrido acerca de la importancia de la educación de la sexualidad de los niños, niñas y adolescentes con necesidades educativas especiales asociadas a discapacidad, se pueden extraer las siguientes reflexiones:

Los problemas sexuales de las personas con discapacidad se derivan del prejuicio y la discriminación y no de la deficiencia individual propiamente.

La educación sexual beneficia a esta población al incrementar habilidades sociales y mejorando sus relaciones interpersonales y su independencia.

Permite cambiar conductas para expresar adecuadamente su propia sexualidad.

Los jóvenes con discapacidad tienen las mismas preguntas e inquietudes que aquellos que no la tienen, por lo tanto se les debe escuchar y atender su demanda de información.

Al educar en sexualidad se deben tener en cuenta las siguientes consideraciones: ¿cómo la discapacidad del niño, niña o joven podrá afectar su desarrollo psicosexual?, ¿cómo su discapacidad puede afectar su capacidad para aprender acerca de su sexualidad?, ¿cuál información adicional requerirá para poder vivir su sexualidad a plenitud?

Se debe utilizar un lenguaje adecuado y concreto, que inspire respeto, franqueza y libertad de expresión.

Es importante el respeto por las diferencias, así como la igualdad en la participación de ambos sexos.

Los profesionales en educación y las familias deben tener conocimiento acerca del desarrollo psicosexual de sus hijos e hijas, para poder adecuar el tema acorde a su edad.

Utilizar metodología activa y medios audiovisuales para reforzar la enseñanza, de manera que capten el interés y atiendan sus necesidades.

Para que la educación sexual tenga éxito es importante que exista una estrecha relación entre la escuela y el hogar, con el fin de que todo se relacione entre sí, para que no hayan confusiones en los jóvenes, niños y niñas.

Al ser cada persona un ser individual e irrepetible, es necesario crear un plan que atienda cada una de las necesidades de este grupo poblacional y para ello es necesario: determinar las necesidades presentes, definir las metas, encontrar los recursos (materiales curriculares: videos, muñecos, juegos, dibujos, entre otros), desarrollar estrategias y asignar responsabilidades y finalmente, implementar y evaluar si se cumplieron las metas.


La sexualidad en el adolescente y adulto con síndrome de Down

Pretender la autonomía de las personas con Down y negarla respecto de algunas conductas parece ser una práctica común. Usualmente, se propugna por que puedan desenvolverse solas en la vida cotidiana, pero cuando alcanzan la pubertad y manifiestan las mismas inclinaciones, comportamientos y deseos que los demás jóvenes a esa edad en lo que respecta a la sexualidad, se hallan con barreras, falta de información y hasta rechazo para algo que es absolutamente normal. En las líneas que siguen, se dan razones y pautas de acción para que padres, familiares, educadores y todos los que configuran su entorno se manejen sin frustrar los derechos y las aspiraciones naturales de dichas personas.

Características físicas y de personalidad

En el aspecto biológico, los jóvenes Down presentan las transformaciones propias de la edad, como son la aparición gradual de las características sexuales primarias y secundarias, aunque en los muchachos el vello facial se demora y tiende a ser más delgado y escaso; en algunos casos sus órganos sexuales son pequeños y la secreción hormonal menor, ellos experimentan las poluciones nocturnas como una respuesta sexual natural para descargar el exceso de semen de las vesículas seminales.

La menstruación de las muchachas se inicia entre los 11 y 13 años como resultado de los cambios hormonales; sin embargo, las edades pueden variar de acuerdo con factores de herencia, alimentación o incluso del clima. En ocasiones puede aparecer antes de los 11 años o retrasarse hasta los 15 y se acompaña de cambios repentinos en el estado anímico. El desarrollo intelectual de los adolescentes Down es más lento que el físico, lo cual les dificulta la comprensión de todos sus cambios y enfrentar los conflictos característicos de esta etapa.

Ellos se identifican con su género y lo asumen, generalmente adoptan roles femeninos o masculinos estereotipados; quieren ser como los demás jóvenes e introyectan los comportamientos de sus compañeros, familiares o figuras de los medios de comunicación. Les interesa cuidar su apariencia y les gusta elegir su ropa y la forma de arreglarse; no obstante, muchos padres no respetan sus preferencias y deciden por ellos.

Sus intereses sexuales se incrementan, pero, a diferencia de cualquier otro adolescente, ellos tienen mayores dificultades para expresarlos por las restricciones de su entorno social y de su propia condición. Se tiende a ignorar todos los comportamientos que manifiesten su despertar sexual y su deseo de tener relaciones amorosas. La atención de la gente está sobre ellos e incluso llega a ser más exigente con sus conductas que con las de los demás jóvenes, sin tomar en cuenta que tienen menores oportunidades de recibir una educación socio-sexual apropiada, ya que tiende a evitarse o sólo se imparte ocasionalmente. Con respecto a su personalidad, no existen tipos únicos de formas de ser. Algunos tienden a ser sociables, espontáneos, nobles, carentes de malicia, francos, directos, perseverantes, sensibles, alegres; aunque, como sucede con cualquier otro joven, también pueden ser serios, introvertidos, volubles, enojones, rebeldes, obstinados, inquietos o traviesos. Los adolescentes cuyas capacidades de razonamiento y comunicación son más limitadas tienden a ser callados, pasivos y apáticos.

Cuando llegan a la etapa adulta, si han recibido una educación adecuada, logran madurar, superan sus comportamientos inadecuados y se desenvuelven apropiadamente en cualquier lugar. Los adultos Down se encuentran ante la ambivalencia de querer su independencia de la familia para auto determinarse y su necesidades de seguridad apoyo y protección.



Las relaciones afectivas

El area de la relaciones interpersonales de los jóvenes Down es muy importante para ellos porque pueden lograr un alto grado de desarrollo que sobrepasa las habilidades referentes a la capacidad intelectual. Generalmente se observa que los índices sociales son más altos que los intelectuales. Esto puede deberse a que las habilidades sociales las adquieren con mayor facilidad que los elementos de capacidad intelectual.

Por todo esto, los amigos juegan un papel muy importante en sus vidas. Con ellos comparten sus intereses, les encanta estar juntos, ir a fiestas, al cine o a algún restaurante, escuchar música y bailar, salir de paseo, practicar deportes, participar en competencias y muchas actividades más. Los amigos contribuyen a la formación de una buena autoestima al sentirse aprobados y aceptados y sobre todo al tener la ocasión de vivenciar un afecto recíproco. Cuando tienen algún disgusto con sus amigos más cercanos, se ponen muy tristes y hacen todo lo posible por contentarse. Sus necesidades afectivas pueden conducirlos a la búsqueda de una relación amorosa que enriquecerá su desarrollo como seres humanos, que los estimulará para mejorar su aprendizaje escolar, su apariencia física y sus habilidades de autosuficiencia.

Lamentablemente, ellos tienen oportunidades muy limitadas para establecer relaciones de pareja por diversos motivos. En primer término están las actitudes de los padres que les impiden vivir plenamente sus transformaciones afectivas porque se los tiene frecuentemente infantilizados, para muchos siguen siendo niños y menosprecian o niegan su sexualidad. Es común el desagrado de los padres ante las expresiones sexuales de sus hijos debido al temor de las posibles consecuencias, piensan que lo mejor es desanimar sus inquietudes románticas y convencerlos de que sólo tenga amigos. Estas actitudes prejuiciosas también las encontramos en algunos maestros, profesionales de la salud y hasta en directivos de las instituciones. Otro aspecto es su dependencia de los demás para desenvolverse socialmente.

Salvo algunas excepciones, en general las familias no les permitan salir solos de casa por los riesgos a los que están expuestos; además, puede ser que no cuenten con las habilidades de autonomía requeridas. Por esto les es difícil conocer a otros jóvenes y salir con ellos, tal vez sólo tienen la opción de elegir a sus amistades o una pareja de entre sus compañeros de la escuela, son muy pocos los que se ven fuera de ahí y quienes no tienen acceso a alguna institución educativa aún ven reducidas las oportunidades de convivir con otros muchachos de su edad.

La forma en que los padres reaccionan ante la exteriorización de las necesidades socio-sexuales de sus hijos depende sobre todo de sus propias actitudes, sentimientos y conocimientos sobre esta área. Es interesante observar que cuando les preguntamos cuáles son las expectativas para el futuro de sus hijos, ellos mencionan de inicio su deseo porque sean autosuficientes y que no dependan de nadie; pero, contradictoriamente, muchos responden con angustia ante las manifestaciones socio-se-cuales de los jóvenes, evitan las situaciones y tienden a sobreprotegerlos, propiciándoles una mayor incapacidad para ser responsables de sí mismos.


¿Las personas Down solamente se enamoran entre ellos?


Desde luego que no. A veces se interesan en las amistades de sus hermanos, en sus vecinos o en sus compañeros de la escuela donde están integrados y lo manifiestan diciéndolo directamente o a través de mensajes por escrito. Por supuesto que los mayores no deberán “seguirles la corriente” para no ilusionarlos con relaciones que no se realizarán, ni tampoco pedirles que no hablen del tema y se olviden del asunto. Lo más conveniente será escucharlos para que expresen sus sentimientos y explicarles con claridad la situación, por ejemplo: “Be-ty, quiero decirte algo, Carlos es muy simpático y te quiere mucho, pero él prefiere ser tu amigo y pasar contigo momentos muy agradables”. Sabemos que, a pesar de las aclaraciones, a muchos les será difícil entender la realidad o no la aceptarán y seguirán expresando su afectividad. Cuando esto ocurra, no hay que preocuparse demasiado por ello, ni estar tratando el tema todo el tiempo para evitar que la situación se prolongue. Mucha gente no toma en serio sus enamoramientos ni sus noviazgos, pero para ellos significan una valiosa experiencia que les posibilita demostrar su interés por otra persona, por cuidarla, disfrutar de su compañía y sobre todo por tener a alguien con quien compartir sus sentimientos. Sus intereses románticos son más evidentes en las personas que presentan un mayor nivel de desarrollo intelectual, sin que esto signifique que los demás carecen de necesidades afectivas. Algunos son muy firmes en sus sentimientos y pueden mantener una relación de noviazgo durante mucho tiempo; otros, en cambio, son más inestables, como ocurre con cualquier otro joven. El matrimonio de las personas Down es un asunto muy polémico al cuestionarse su capacidad para poder desarrollar apropiadamente las habilidades implicadas. Si evaluamos sus potencialidades, encontraremos que algunos jóvenes difícilmente lograrán ciertos repertorios de autosuficiencia, así como otros poseen mayores posibilidades de desarrollar habilidades que les permitan funcionar en forma independiente.

El matrimonio o el vivir juntos es una necesidad natural también para las personas con discapacidad intelectual. Se han documentado varios casos donde se han obtenido resultados muy alentadores, las parejas se sienten felices, útiles e independientes.

De igual forma se reportan experiencias desalentadoras debido a una falta de habilidades de autosuficiencia y al manejo inadecuado de las relaciones interpersonales, sobre todo por la falta de programas educativos que los preparen para la vida independiente.

Los padres tienden a desaprobar las relaciones de pareja de sus hijos, sobre todo para evitar la procreación y todas sus implicancias, ya que tanto las mujeres como los hombres Down pueden tener la capacidad de engendrar.

Anteriormente se creía que todos los varones Down eran estériles; sin embargo, las investigaciones realizadas en los últimos años han demostrado lo contrario. Debemos considerar que el tener una pareja no implica necesariamente procrear, sobre todo significa una experiencia maravillosa para la satisfacción de sus necesidades afectivas y físicas, el experimentar la sensación de amar y ser amados, apreciados y de obtener apoyo mutuo.

A pesar de que el asunto parece demasiado complicado, en realidad no es tan grave como aparenta. Nuestro trato continuo con infinidad de jóvenes Down nos permite observar que ellos no evidencian una conciencia plena acerca de las relaciones sexuales coitales, ellos gustan de manifestar su sexualidad principalmente a través de los abrazos, los besos, las caricias y la auto estimulación.

Una expresión de autoerotismo La masturbación

Una expresión de la sexualidad que suele incrementarse en los jóvenes es la masturbación, la cual se realiza con mayor conciencia en esta edad y les es sumamente gratificante por las sensaciones placenteras que experimentan.

Debido a su espontaneidad y su carencia de malicia, es común que de pronto los observemos, tanto a hombres como a mujeres, masturbándose delante de la gente, a veces manipulando sus genitales o frotándolos contra un mueble u objeto.

Cuando se presenta esta situación, lo conveniente es reaccionar con serenidad y no regañarlos o castigarlos para no crearles sentimientos de culpa. Es necesario explicarles que no es una conducta dañina, que forma parte de nuestra intimidad y para no faltarle al respeto a las personas debe practicarse a solas en lugares privados como el baño o su habitación, con la puerta cerrada y además en momentos oportunos, ya que si por ejemplo se encuentra en la escuela no va a interrumpir su trabajo por hacerlo.
Algunos jóvenes Down casi no manifiestan esta conducta, o la manejan con discreción, a diferencia de otros que la practican con mucha frecuencia durante una buena parte del día, lo cual resulta preocupante para los padres y los maestros, sobre todo cuando está interfiriendo con otras actividades.

Entonces, para tomar las medidas pertinentes, habrá que investigar si la auto estimulación está representando una forma de aliviar los estados de ansiedad resultantes de problemas en el hogar o por contar con muchos espacios de ocio. También alguna infección no detectada puede provocar los tocamientos continuos.
En general, la masturbación viene a ser la única posibilidad de satisfacer sus necesidades sexuales y en ocasiones se convierte en una costumbre muy arraigada originada por su soledad ante la ausencia de relaciones afectivas satisfactorias.

La educación de la sexualidad


Las personas con síndrome de Down dan una imagen particular a la gente por su aspecto físico y su comportamiento. Esas características especiales tienden a traer como consecuencia una reacción de segregación social que vemos acentuada cuando se refiere a sus manifestaciones sexuales. Algunos consideran que ellos representan un peligro y entonces los hacen a un lado, los evitan e incluso no les permiten el acceso a ciertos lugares.

No es extraño escuchar comentarios prejuiciosos como: “Me da miedo que se me acerquen, no me vayan a querer tocar”, “¡Dos personas Down besándose, cómo les permiten!”, “Lo siento mucho, pero en la clase de karate no aceptamos a jóvenes con el síndrome”, “Disculpe, pero en esta galería no permitimos la entrada a gente con síndrome de Down por el riesgo que corren nuestras piezas en exhibición”.

No obstante, cada vez existe una mayor aceptación hacia las personas Down debido a la difusión de los nuevos paradigmas sobre la discapacidad intelectual, donde se promueve su incorporación social. Desde este punto de vista, las personas Down pueden integrarse adecuadamente porque logran asimilar los valores y aprender las pautas de comportamiento respetando las reglas sociales. Integrar socialmente a la persona Down significa hacerla partícipe de los servicios que ofrece la comunidad a todos sus integrantes, como son: la salud, la educación, el trabajo, las actividades deportivas, culturales y recreativas, y desde luego, considerando su dignidad como seres humanos, lo concerniente a proporcionarle una educación de la sexualidad que contenga los elementos indispensables para facilitar un desarrollo apropiado de su vida sexual.

La enseñanza de las habilidades socio-sexuales para los adolescentes y adultos Down debe adecuarse a su nivel intelectual y a sus necesidades específicas, utilizando una comunicación clara y precisa, de la manera más natural y concreta, con el apoyo de todos los estímulos y procedimientos que nos sean funcionales en el ambiente cotidiano. Algunos de los aprendizajes ya debieron haberse adquirido desde la infancia y ahora habrán de reforzarse o adaptarse a su nueva etapa de vida, aunque por lo regular nos encontramos con déficits importantes, sobre todo en lo referente a sus conductas de autosuficiencia debido a que la familia sigue ayudándoles a realizarlas. Algunos de los aspectos que deben trabajarse con ellos son: los cambios corporales como resultado de su crecimiento, la higiene personal, la autoestima, los roles de género, las conductas públicas y privadas, el saludo apropiado, el respeto a su cuerpo y al de los demás, las relaciones de amistad, noviazgo y matrimonio.

En conclusión, los adolescentes y los adultos con síndrome de Down se enfrentan a múltiples factores que les dificultan vivenciar su se-xualidad de una manera plena y satisfactoria. Entre estos factores destaca la negación de su sexualidad, lo cual no impedirá la aparición de sus necesidades a este respecto. La sociedad espera que la persona Down adopte comportamientos sexuales socialmente aceptados, pero no les proporciona una educación eficiente que los capacite para conducirse de manera responsable